Entendemos por conservación ex situ a la conservación de los recursos fitogenéticos agrícolas fuera de sus hábitats naturales. Este tipo de conservación incluye tanto la conservación de semillas como la conservación de plantas de reproducción vegetativa, como los frutales, papas, batatas, o ajos.
Para los cultivos que se multiplican por semillas, éstas se conservan en unas condiciones determinadas de temperatura y humedad que permiten que sean viables durante largos periodos de tiempo. No todas las semillas son capaces de admitir estas condiciones, son las llamadas "semillas ortodoxas" las que poseen esta capacidad y, afortunadamente son la mayoría de cultivos básicos en nuestra alimentación. Las semillas recolectadas a los agricultores se seleccionan, limpian y acondicionan en el laboratorio. Posteriormente se desecan hasta alcanzar un 5 – 7 % de humedad y así poder ser conservadas adecuadamente.
Tras realizar las pruebas de germinación para comprobar que presentan una germinación adecuada, se introducen en botes herméticos y pasan a conservarse en una cámara fría, a - 4º C de temperatura. En estas condiciones, las semillas pueden permanecer viables a corto o medio plazo. Periódicamente se realizan controles con el fin de conocer la viabilidad y cantidad disponible de semillas, multiplicando y regenerando cuando sea necesario.
Para aquellas especies de reproducción vegetativa, como los frutales, la papa, el ajo o las batatas, la conservación se realiza manteniendo el cultivo en el campo, ya sea permanentemente como en el caso de los frutales, o bien alternando el cultivo con periodos de almacenamiento, como es el caso de las papas o los ajos.
Las colecciones de las diferentes especies de frutales así como la colección de batatas del CCBAT se mantienen en la Finca Las Haciendas en Araya de Candelaria y la Finca La Mosca en Valle Guerra. Estas colecciones se componen de variedades locales de frutales de hueso (albaricoques, ciruelas,…) y pepita (manzanos y perales), así como variedades de higueras, castañeros o viña.
Otras colecciones como la de las papas y los ajos, se mantienen con ayuda de los agricultores en fincas colaboradoras. Cada año se plantan en diferentes localizaciones asegurando así la obtención de material y minimizando las posibles pérdidas.
La conservación in situ consiste en mantener las poblaciones vegetales en su ambiente natural. Aplicada a las especies cultivadas, se refiere a mantener los cultivos allí donde desarrollaron las características distintivas, es decir, en las fincas o campos de los agricultores, donde las prácticas agrícolas y las condiciones bióticas y abióticas de la zona juegan un papel importante.
Este tipo de conservación implica lleva acciones de selección y valorización de los productos agrícolas locales, siendo además imprescindible la colaboración de las distintas Oficinas de Extensión Agraria y Desarrollo Rural y otro agentes implicados.